VIEWS_PERSONAS

_DSC6859_full.jpg
 

Personas

Galería Patricia Ready. CL

 

Las caras del personaje

José Domingo Martínez R.

 

Recuerdo que en 1937 el poeta ruso Daniíl Kharms escribió de un hombre pelirrojo que no tenía ojos ni orejas, tampoco tenía pelo, porque en vez de pelo tenía los sesos sobre la cabeza, “por eso sólo era pelirrojo teóricamente”. Tampoco podía hablar, porque no tenía boca. Tampoco tenía brazos, ni piernas, ni espalda, ni estómago ni otros órganos internos, etc., y, por lo tanto, “no está muy claro de quién se trata y sería mejor que no hablemos más de él”.

En otros tiempos, se cuenta que no había repartos tan injustos:

No otorgan los dioses por igual sus graciosos dones a un solo hombre: la hermosura, la elocuencia, el ingenio; pues sucede que hay alguno a quien no han concedido el don de la palabra, y ha recibido en cambio el silencio de una cara (Odisea, VIII, 167-169).

Tres mil años después de Homero, Friedrich Schlegel escribe en uno de sus listados de ideas y fragmentos que el propio corazón humano es una antítesis, y que también la cara tiene sus antítesis. Hay al menos una entre todas ellas que podría contenerlo todo.

 
 

Por la misma época, y por las mismas razones quizás, Goethe desconfiaba de la gente que usaba anteojos, que ya eran de uso corriente. La misma opinión, probablemente, le valdría para los lentes de contacto, mucho más sutiles:

Cuando me mira es como si pretendiera someterme a un meticuloso estudio, y como si por medio de su bien provista mirada tratara de penetrar en mi interior más íntimo y atisbar hasta la menor arruga de mi envejecido rostro. No obstante, mientras tratan de conocerme a mí de ese modo, están perturbando toda igualdad legítima entre nosotros, impidiéndome que yo los conozca a ellos. ¿De qué me sirve una persona a la que no puedo mirar a los ojos mientras habla y cuyo espejo del alma aparece cubierto por un par de cristales que me delumbran?

Esa conversación fue registrada el 5 de abril de 1830.

Cada vez que me falta el valor para rechazar un trabajo que me obligo a aceptar, el asunto se complica y termina fracasando, escribe Arnold Schönberg en su diario. Así me mantengo puro, todo queda en un pecado de pensamiento, aunque una falta grave se asome entre las líneas de la cara y del texto. Dudo incluso que guarde memoria de los acontecimientos más importantes. Aunque lo que me habría gustado anotar aquí no son los hechos, sino lo que no tiene que ver con ellos, o sea, las pinturas. En cualquier caso trataré de anotar lo que recuerdo.


Installation Views

Photos: Jorge Brantmayer


Las caras del personaje

José Domingo Martínez R.

 

Recuerdo que en 1937 el poeta ruso Daniíl Kharms escribió de un hombre pelirrojo que no tenía ojos ni orejas, tampoco tenía pelo, porque en vez de pelo tenía los sesos sobre la cabeza, “por eso sólo era pelirrojo teóricamente”. Tampoco podía hablar, porque no tenía boca. Tampoco tenía brazos, ni piernas, ni espalda, ni estómago ni otros órganos internos, etc., y, por lo tanto, “no está muy claro de quién se trata y sería mejor que no hablemos más de él”.

En otros tiempos, se cuenta que no había repartos tan injustos:

No otorgan los dioses por igual sus graciosos dones a un solo hombre: la hermosura, la elocuencia, el ingenio; pues sucede que hay alguno a quien no han concedido el don de la palabra, y ha recibido en cambio el silencio de una cara (Odisea, VIII, 167-169).

Tres mil años después de Homero, Friedrich Schlegel escribe en uno de sus listados de ideas y fragmentos que el propio corazón humano es una antítesis, y que también la cara tiene sus antítesis. Hay al menos una entre todas ellas que podría contenerlo todo.

 
 

Por la misma época, y por las mismas razones quizás, Goethe desconfiaba de la gente que usaba anteojos, que ya eran de uso corriente. La misma opinión, probablemente, le valdría para los lentes de contacto, mucho más sutiles:

Cuando me mira es como si pretendiera someterme a un meticuloso estudio, y como si por medio de su bien provista mirada tratara de penetrar en mi interior más íntimo y atisbar hasta la menor arruga de mi envejecido rostro. No obstante, mientras tratan de conocerme a mí de ese modo, están perturbando toda igualdad legítima entre nosotros, impidiéndome que yo los conozca a ellos. ¿De qué me sirve una persona a la que no puedo mirar a los ojos mientras habla y cuyo espejo del alma aparece cubierto por un par de cristales que me delumbran?

Esa conversación fue registrada el 5 de abril de 1830.

Cada vez que me falta el valor para rechazar un trabajo que me obligo a aceptar, el asunto se complica y termina fracasando, escribe Arnold Schönberg en su diario. Así me mantengo puro, todo queda en un pecado de pensamiento, aunque una falta grave se asome entre las líneas de la cara y del texto. Dudo incluso que guarde memoria de los acontecimientos más importantes. Aunque lo que me habría gustado anotar aquí no son los hechos, sino lo que no tiene que ver con ellos, o sea, las pinturas. En cualquier caso trataré de anotar lo que recuerdo.


Selected Works

Behind a Tree, 2021

Distemper on canvas

230 x 152 cm

Eclipse, 2021

Distemper on canvas

208 x 145 cm

Fullmoon, 2021

Distemper on canvas

170 x 220 cm

Ocaso I, 2021

Distemper on canvas

47 x 39 cm

Linterna, 2021

Distemper on canvas

70 x 59 cm

Ruina, 2021

Distemper on canvas

64 x 40 cm

Abraham, 2021

Distemper on canvas

58 x 44 cm

In the bed, 2021Distemper on canvas70 x 100 cm

In the bed, 2021

Distemper on canvas

70 x 100 cm

 

New Moon, 2021

Distemper on canvas

230 x 152 cm

The Searcher, 2021

Distemper on canvas

250 x 152 cm

In the city, 2021

Distemper on canvas

150 x 180 cm

Ocaso III, 2021

Distemper on canvas

50 x 40 cm

Retrato reflejado, 2021

Distemper on canvas

73 x 58 cm

Angel, 2021

Distemper on canvas

40 x 30

Toda estrella es una ruina, 2021

Distemper on canvas

150 x 110 cm

Dear Progress, 2021

Distemper on canvas

190 x 270 cm

 

Nostalgia, 2021

Distemper on canvas

230 x 152 cm

Green Rock, 2021

Distemper on canvas

280 x 233 cm

Juntos, 2021

Distemper on canvas

46 x 60 cm

Ocaso II, 2021

Distemper on canvas

66 x 46 cm

El huidor, 2021

Distemper on canvas

130 x 80 cm

Abraham II, 2021

Distemper on canvas

57 x 38 cm

Studio, 2021Distemper on canvas100 x 70 cm

Studio, 2021

Distemper on canvas

100 x 70 cm

 

Photos: Jorge Brantmayer